Si bien el fin de la
Guerra Fría a traído como consecuencia la división de varios países por
problemas culturales y de identidad, el pueblo alemán vuelve a estar unido
luego de la caída del Muro de Berlín, y se analiza como el primer
acontecimiento que conduce a una moderación del antagonismo entre las
superpotencias.
La división de
Alemania fue una consecuencia de la Segunda Guerra Mundial. En este sentido, se
puede apreciar que en las conferencias interaliadas que se llevaron adelante a
partir de 1943 (aún antes de culminar la Segunda Guerra) aparece ya la idea de
una Alemania dividida(*).
La Conferencia de
Potsdam se realiza del 17 de julio al 2 de agosto de 1945, y es decisiva para
el destino de Alemania. En ella se redefinen los límites de Polonia (tema que
va a volver al debate cuando se hable de reunificación), corriéndose hacia el
Oeste, para compensar los territorios tomados por la Unión Soviética.
Además, se divide
Alemania en cuatro zonas de ocupación: una para Francia, que se suma en esta
conferencia, ya que antes se hablaba de tres zonas solamente; una para Estados
Unidos; una para Gran Bretaña y otra para la Unión Soviética.
También se crea el
Consejo Aliado de Control, que tendría como fin tratar a Alemania como un todo,
por medio de la instauración de organismos centrales.
Por último, se le
otorga a Berlín un status especial, ya que la ciudad no pertenecía a ninguna de
las cuatro zonas, aunque en la práctica, cada una de las potencias vencedoras
ocupó una parte de su territorio.
Es interesante
destacar que cada potencia interpretó a su manera la Conferencia de Potsdam.
Ello responde a dos motivos fundamentales: por un lado renacieron los temores
que habían estado presentes en la Segunda Guerra Mundial, o aún antes con
respecto a Alemania. En este sentido se entiende la actitud de Francia que, por
la desconfianza hacia una Alemania unida, impide la formación de los organismos
centrales, que tenían como fin tratar a Alemania como un todo.
Por otro lado
comenzaban a hacerse visible las diferencias que darían lugar al surgimiento de
la Guerra Fría, con lo cual era evidente que cuando se hablaba de
"democratizar" el territorio alemán, las potencias occidentales lo
entendían de una forma y la Unión Soviética de otra.
Al respecto, cabe
destacar que al culminar la Segunda Guerra, los Aliados hacían referencia a las
"cuatro D" con respecto a Alemania: desnazificación,
desmilitarización, descentralización y democratización. "Pero no tardaría
en evidenciarse que estos principios se expresaron de forma tan generalizada,
que admitían interpretaciones distintas y hasta contradictorias."
(Kühnhardt, 1989 : 1)
Aunque los principios
de las cuatro D eran ambiguos, parecía que, en cuanto a la división, todos
estaban de acuerdo, y ninguna de las cuatro potencias la veía como definitiva.
Prueba de ello es la constitución del Consejo Aliado de Control. Aún así, la
evolución de la Guerra Fría fue responsable de la precipitación de los
acontecimientos y del fracaso del Consejo, ya que, en la práctica, Alemania
quedaría desunida por casi cuatro años.
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