domingo, 4 de diciembre de 2011

Franquismo


Franquismo es el término empleado para referirse a la ideología política y movimiento social que sirvió de apoyo y sustento al régimen dictatorial surgido en España durante la Guerra Civil entre 1936 y 1939, y que liderado por el general Francisco Franco, prevaleció hasta su muerte en 1975.
También, y a partir del periodo conocido como posfranquismo o tardofranquismo (coincidente con la Transición Española), se califica de «franquista» al planteamiento o posicionamiento político que se identifica con un conjunto de características asociadas a la ideología del franquismo histórico: nacionalismo español, conservadurismo, antiliberalismo, catolicismo, anticomunismo, etc.

Características y fundamentos ideológicos
Las bases del régimen fueron entre otras el nacionalismo español, el catolicismo y el anticomunismo, que sirvieron de apoyo de un régimen de dictadura militar autoritaria que se autoproclamó como «democracia orgánica» en oposición a la democracia parlamentaria.
A partir de las derrotas de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial, el régimen se va deshaciendo de su carácter pro-fascista, aunque sigue utilizando su simbología. El franquismo tuvo que buscar nuevas alianzas internacionales, y fue disminuyendo el papel de la Falange en favor de otros grupos políticos. En la década de los años 60 apareció una generación de políticos tecnócratas formados en el Opus Dei y se rompió el aislamiento internacional.
Durante los años del franquismo se mantuvieron una serie de fundamentos políticos e ideológicos, característicos algunos de los regímenes fascistas, y otros propios del franquismo; entre ellos:
Antiliberalismo: el franquismo es un sistema completamente opuesto a toda clase libertad política o social; por lo tanto se opone a la democracia, a la separación de poderes, a que la soberanía nacional resida en el pueblo, al laisser faire, etc.

Totalitarismo: el régimen de Franco intentó introducirse y dominar todos los aspectos de la vida nacional y social, mediante una serie de organizaciones de encuadramiento social, dirigidas principalmente por la FET de las JONS.
Antiparlamentarismo: debido a la creencia de Franco de que la democracia liberal y los partidos políticos habían causado la decadencia en España. Se sustituye la democracia parlamentaria por la "democracia orgánica", un sistema pseudodemocrático, sujeta en realidad a la voluntad de Franco y mantenida hasta su muerte.
Anticomunismo: también se oponía por completo al comunismo, y de hecho, a toda ideología de izquierdas, ya sea la izquierda radical revolucionaria o la burguesía democrática. Algunos lemas del franquismo reflejan esta idea, como «El centinela de Occidente», vigilando que el comunismo no llegara a España y el resto de Occidente.
Simbología:
Desde principios del régimen, se comenzaron a adoptar una serie de símbolos, uniformes, etc., de inspiración fascista o nazi, similares a los que se usaron en Italia o Alemania.
Nacionalcatolicismo;: el régimen estaba estrechamente relacionado con la Iglesia Católica y muy especialmente con el ultramontanismo, expresado en la participación del Opus Dei en la represión política y social y los privilegios de los que gozó. El clericalismo católico controlaba en gran medida la sociedad mediante la censura, la prensa, el código penal, etc. El Nacionalcatolicismo fue el principio ideológico que actuó de soporte para fundamentar la depuración que se llevó a cabo para purgar el Estado Republicano de desafectos hacia los principios del Movimiento, fue especialmente intensa la Depuración del Magisterio español tras la Guerra Civil Española

Centralismo: opuesto a cualquier tipo de nacionalismos ajeno al español o autonomías. Durante la dictadura se prohibió el uso oficial de otras lenguas (catalán, gallego, euskera...) además de banderas y demás símbolos nacionalistas. Paradójicamente, Navarra conservó un trato diferenciado, quizás por la ayuda prestada por los carlistas.
Tradicionalismo: durante la dictadura se exaltaban las tradiciones y los viejos símbolos, rememorando continuamente la edad de oro de España, los Reyes Católicos, los fueros (contrapuestos a constituciones modernas)...
Militarismo: el ejército fue considerado garante y defensor de las esencias patrias. 

Partido único: sólo se permitió la existencia de la Falange Española Tradicionalista de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista (FET de las JONS), más tarde rebautizado como "Movimiento Nacional" (1958), a partir de la unión de la Falange Española (fundada por José Antonio Primo de Rivera) y la Comunión Tradicionalista de los carlistas. El resto de partidos fueron puestos fuera de la ley.
Corporativismo sindical: con el Fuero del Trabajo se prohíben, al igual que los partidos, los sindicatos de trabajadores o patronos, y se crea en cambio un sindicato vertical, regulado desde el gobierno.

Control de los medios de comunicación: bien a través de la censura, bien a través del control de otros medios de comunicación como Radio Nacional de España, Radiotelevisión Española y otros periódicos como El Alcázar, el Diario Arriba (oficial del régimen) y otros.
Influencia en las familias: a través de diversas organizaciones de la FET, con el objeto de difundir, en la mayoría de los casos, determinados principios ideológicos conservadores. Algunos ejemplos de instituciones que operaron en este sentido fueron la Sección Femenina, el Frente de Juventud, la FEN, la OJE, etc.
Culto al Caudillo: Se impuso una exaltación de su persona, usando apodos como "Caudillo"; "Salvador de España"; "la espada más limpia de Europa"; "la Luz de El Pardo"...

Bases políticas del régimen
El sistema político se basó en la dictadura del partido único, el Movimiento Nacional, heredero de la FET y de las JONS (1937).
Dentro de una completa subordinación al Caudillo, hubo diferentes familias o grupos -nunca partidos- con diversa sensibilidad política. Cada una trató de influir en las decisiones de Franco, y la habilidad de éste consistió en confiarles parcelas de poder convenientemente medidas, apoyarse sucesivamente en una familia u otra según conviniera en cada momento, desplazando del primer plano (sin dejar de contar con ellas) a las que se hacían incómodas por alguna razón interna o externa y garantizarse de esa manera su presencia indiscutida en el poder. Cuando estalló algún escándalo que podía atribuirse de algún modo a los recelos entre las familias (como el caso MATESA), Franco optaba por soluciones expeditivas y salomónicas ("castigar" a ambas partes, de forma paternalista). Eran habituales las expresiones de Franco en que despreciaba la actividad política (propia de "politicastros"), e incluso ninguneaba a sus propios ministros, haciéndose célebre su consejo: «haga como yo, no se meta en política».

Falange
Sus miembros eran conocidos como "nacionalsindicalistas", "azules" o sencillamente "falangistas". Los llamados "camisas viejas" de la Falange original de José Antonio Primo de Rivera muy pronto empezaron a recelar de los "camisas nuevas" incorporados tras las elecciones de febrero de 1936 y sobre todo en la Guerra Civil, cuando el decreto de unificación suprimió todos los partidos reuniendo a todos los que apoyaron el Alzamiento Nacional en el partido único FET y de las JONS (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional Sindicalista), que constituía la cúspide del Movimiento Nacional al servicio del liderazgo absoluto de Franco.2 El partido único aspiraba a controlar la vida social y económica a través del resto de las instituciones del Movimiento: Frente de Juventudes, Sección Femenina, Sindicato Vertical, Auxilio Social, etc.
La presencia de los personajes más identificados con la Falange (como es el caso de su presidente, Ramón Serrano Súñer, cuñado de Franco y llamado popularmente el Cuñadísimo) fue importante hasta que la derrota de las potencias del Eje en la Segunda Guerra Mundial los llevó a un papel más secundario. Dentro del gobierno, desempeñaron las carteras sociales, como el Ministerio de Trabajo, el de Vivienda y el de Agricultura, además del Ministro-Secretario General del Movimiento (miembro nato del gobierno, aunque sujeto también a la designación por parte del Caudillo). 

En el primer franquismo alcanzaron un 37,9% de los ministerios y un 30,3% de los altos cargos de la administración. Un ejemplo notable fue José Antonio Girón de Velasco, el ministro más joven (30 años) y uno de los que duró más en el gobierno (1941-1957). Otro nombre destacable fue José Luis Arrese. También hubo "aperturistas" procedentes de la familia azul, como el que finalmente llevó a cabo la transición democrática, Adolfo Suárez. Esa pluralidad se podía observar en las publicaciones afines: el diario El Alcázar (que tras distintas orientaciones, desde 1968 expresó las opiniones de lo que se denominó el "búnker", la derecha más extrema), el oficialista Diario Arriba y el más aperturista Diario Pueblo (cercano a los sindicatos verticales y dirigido por Emilio Romero).
Ejército


Los militares, completamente subordinados a Franco, tuvieron prestigio y poder político. Franco se rodeó siempre de colaboradores militares, algunos de ellos desde su época de la Guerra de África (llamados "africanistas"). El más representativo históricamente fue el almirante Carrero Blanco, cercano a los "católicos", que llegó a sustituir al propio Franco al frente del Gobierno con el cargo de Presidente en 1973. Otro fue el general Agustín Muñoz Grandes, que dirigió la División Azul y era muy cercano a los "azules". Otros militares tenían simpatías monárquicas. En la primera época acaparaban buena parte del aparato del Estado: 42,8% de los ministerios, 37,3% de las subsecretarías y 27,8% de las direcciones generales. Aparte de los tres ministerios militares para cada ejército (Tierra, Mar y Aire), les solía corresponder el de Gobernación.

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