La Guerra Ruso-Japonesa fue un
conflicto surgido de las ambiciones imperialistas rivales de la Rusia Imperial
y el Japón en Manchuria y Corea. Los principales escenarios del conflicto
fueron el área alrededor de la península de Liaodong y Mukden, los mares de
Corea y Japón y el mar Amarillo.
Los rusos buscaban un puerto de aguas
cálidas en el Océano Pacífico para uso de su armada y para comercio marítimo,
El puerto de Vladivostok solo podía funcionar durante el verano, pero Port
Arthur sería capaz de mantenerse funcionado todo el año. Después de la Primera
Guerra Sino-Japonesa, en 1903, las negociaciones entre Rusia y Japón resultaron
ser inútiles, así que Japón decidió entrar en guerra para mantener su dominio
exclusivo de Corea.
Las campañas resultantes, en las cuales
el ejército imperial japonés logró obtener varias victorias de manera
consistente sobre sus oponentes rusos, fueron un hecho inesperado para muchos
en el mundo; pues fue la primera vez que un pueblo no caucásico enfrentaba y
vencía a una potencia imperialista europea. Estas victorias eventualmente
transformarían dramáticamente el balance de poder en el Este de Asia, lo que
daría como resultado la consolidación de Japón como país importante en el
escenario mundial. Las vergonzosas derrotas generaron insatisfacción en los
rusos con su corrupto e ineficiente gobierno Zarista, y fueron una de las
principales causas de la Revolución Rusa de 1905.
Los orígenes de la
guerra
En los últimos años del siglo XIX
y principios del siglo XX, varios países occidentales compitieron por
influencia, comercio y territorio en Asia Oriental. Mientras, Japón se
esforzaba por convertirse en una gran potencia moderna.
La situación geográfica de Japón
lo alentó a enfocarse en Corea y el norte de China, lo que chocaba con los
intereses expansionistas rusos. El esfuerzo japonés por ocupar Corea condujo a
la Primera Guerra Sino-Japonesa. La derrota china por parte del Japón condujo
al Tratado de Shimonoseki, por el cual China renunciaba a sus reclamaciones
sobre Corea, cediendo además Taiwán y Lüshunkou. Sin embargo, la presión
occidental (por parte de Rusia, Gran Bretaña y Francia) obligó al Japón a
devolver Port Arthur y Manchuria a China.
Tras la revuelta de los bóxers
chinos de 1898, e incumpliendo la promesa hecha al Japón, los rusos negociaron
con China un arrendamiento de 25 años de la base naval, un puerto libre de
hielos para su flota de Extremo Oriente. Mientras tanto, soldados rusos
ocupaban Manchuria y el norte de Corea, amenazando la influencia japonesa en
Corea. El gobierno coreano concedió a Rusia una base naval próxima a las costas
japonesas, en un intento de ofrecer una doble amenaza a Japón, la de Rusia y la
de China.
Rusia aprovechó la
desestabilización de la zona y en 1896 se firmó un acuerdo con China para el
uso de Port Arthur como base ubicada al extremo de la península de Liaodong,
ahora perteneciente a Manchuria, así como el libre acceso ruso a todos los
puertos chinos. Más adelante, en 1898 los rusos impidieron el uso de Port
Arthur a los mismos chinos, y se empezó a ejercer el control que el Japón había
deseado cuatro años atrás. Esto fue un desafío para el Imperio Japonés y
provocó la desaprobación de Inglaterra, quien vio al gigante ruso como una
amenaza a sus posesiones británicas y su provechoso comercio asiático.
Inglaterra, en una hábil maniobra
diplomático-estratégica, consiguió la cesión de Wei-Hai-Wei, un emplazamiento
portuario a sólo 40 km de Port Arthur, y de este modo se buscó la
neutralización de las pretensiones rusas. Sin embargo, los rusos unían este
puerto con el Transiberiano mediante la construcción de una vía de ferrocarril.
Esto hizo pensar a Inglaterra que Rusia deseaba consolidarse militarmente en la
región y buscó la alianza con Japón.
En 1902, Inglaterra firmó una
alianza con Japón, y entre las cláusulas de dicho tratado figuraba la
construcción de unidades navales para Japón que se puso de inmediato en marcha,
así como la aceleración en la entrega de las unidades ya encargadas.
Inmediatamente se aprobó un plan de rearme naval de 200.000 toneladas denominado
«Esperanza y determinación» y se encargaron a Inglaterra 6 acorazados, 4
cruceros armados, 2 cruceros ligeros, 16 destructores y 10 torpederos. Otras
unidades fueron encargadas a Francia, Italia e incluso Alemania y Estados
Unidos. En Japón se empezó la construcción acelerada de 10 torpederos y 8
destructores. Se comenzó un programa de adiestramiento del personal de la
Armada Imperial Japonesa de 15.100 hombres hasta incrementarse a 40.800
marineros y oficiales.
Al considerar que la penetración
rusa en Corea y Manchuria suponía un riesgo para su seguridad nacional, Japón
exigió a Rusia que abandonase Manchuria, en cumplimiento de los acuerdos de
1900. Rusia dilató las conversaciones diplomáticas durante dos años y Japón,
harto de esperar en vano una respuesta, rompió las relaciones diplomáticas el 6
de febrero de 1904.
El recién modernizado Ejército
Imperial Japonés se hallaba más que preparado para enfrentarse a las fuerzas
que Rusia había estacionado en Asia al inicio de la contienda, que
representaban sólo una pequeña parte de las tropas del zar. Se calcula que los
rusos movilizaron durante el conflicto hasta 2.000.000 de soldados mientras que
los efectivos japoneses nunca llegaron a los 900.000 hombres.
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